En invierno, puedes enfrentarte a condiciones de conducción complicadas: nieve, hielo, tráfico difícil… Aprende a prepararte para cualquier contratiempo: descubre cómo conducir sobre nieve o sobre hielo, ¡pero también cómo reaccionar en caso de pérdida de adherencia!
¿Tienes que desplazarte en coche en unas condiciones invernales? Para evitar sorpresas desagradables, tienes que planificar el trayecto y preparar tu vehículo antes de salir:
Consulta las previsiones meteorológicas y de tráfico en la página web de la Dirección General de Tráfico o en el 011 (llamada de pago): es mejor planificar el viaje, e incluso aplazarlo, que verte atrapado en una situación delicada.
Comprueba el estado de tu vehículo antes de salir a la carretera: prueba los elementos sensibles al frío como la batería, llena el depósito del limpiaparabrisas con líquido anticongelante y verifica la calidad de las escobillas del limpiaparabrisas.
Con bajas temperaturas, monta en tu vehículo 4 neumáticos de invierno: su goma es más blanda y sus dibujos son más profundos, por lo que te garantizan una mejor adherencia y una tracción más eficaz.
Comprueba y ajusta la presión de tus neumáticos antes de salir: mídela “en frío” antes de empezar a circular y añade 0,2 bares a la presión recomendada por el fabricante de tu vehículo para compensar la bajada de presión a causa de las temperaturas invernales.
Lleva cadenas de nieve en el maletero por si nevara: cuando circules con cadenas, reduce la velocidad y no superes los 50km/h.
Prepara un “kit de supervivencia” contra el frío por si te vieses obligado a pararte: un rascador para el parabrisas, un trapo para limpiar el vaho, unas bombillas de recambio, una linterna, ropa de abrigo, una manta de supervivencia, agua potable… No conduzcas como en verano: adapta tu conducción a las condiciones invernales
No conduzcas como en verano: adapta tu conducción a las condiciones invernales
La conducción en invierno, especialmente sobre nieve o sobre hielo, exige mayor prudencia y suavidad para no correr el riesgo de perder el control del vehículo:
Evita los frenazos, las aceleraciones o los cambios de dirección bruscos: conduce de manera suave y tranquila, reduce la velocidad, mantente a una buena distancia de los demás vehículos y evita los adelantamientos inadecuados (¡no adelantes nunca al quitanieves que te despeja la calzada!).
Reduce la velocidad cuando te acerques a una curva: aminora cuando todavía estés en una recta, evita frenar una vez dentro de la curva y gira el volante con suavidad.
Acelera progresivamente para que tus ruedas motrices se mantengan bien en contacto con la calzada y evitar cualquier pérdida de adherencia
En una subida pronunciada o si tu vehículo empieza a patinar, cambia a una marcha superior para reducir la fuerza que se ejerce sobre las ruedas y aumentar así la adherencia de los neumáticos.
En cuanto disminuya la luminosidad, enciende las luces de cruce para que los demás conductores te vean bien y para percibir mejor tu entorno, concretamente los elementos vulnerables como los vehículos de dos ruedas o los peatones mal iluminados.
Qué no te entre el pánico en caso de pérdida de adherencia: sigue estos consejos
Si a pesar de todas las precauciones que has tomado tu vehículo pierde adherencia de repente, así es como tienes que reaccionar para recuperar el control:
No apartes nunca los ojos de la carretera: si te concentras en un obstáculo, lo más probable es que te choques contra él.
Si pierdes el control en una frenada, suelta el pedal del freno.
Si las ruedas empiezan a patinar, cambia a una marcha superior para disminuir la fuerza que se ejerce sobre ellas y permitir que los neumáticos recuperen el agarre sobre la calzada.
Para los vehículos a tracción (ruedas motrices delante): si empiezas a derrapar, suelta el acelerador y pisa el pedal del embrague para volver a poner peso sobre las ruedas delanteras.
Para los vehículos a propulsión (ruedas motrices detrás): si las ruedas traseras derrapan, juega con el acelerador y con el embrague para recuperar adherencia y gira despacio el volante en la dirección deseada.
Adaptar la conducción en función de las condiciones exteriores y de las situaciones de riesgo es fundamental para la seguridad. Circular en invierno, sobre nieve o carretera mojada, con una rueda de repuesto, o con fundas o cadenas de nieve… Aprende a evaluar los riesgos y a reaccionar en caso de aquaplaning. En esta sección te ayudaremos a comprender el funcionamiento de las ayudas a la conducción como el ABS, ESP o ASR, y a interpretar las reacciones de tu vehículo en caso de dificultad.